¡Bienvenidos emprendedores! En el newsletter del diario New York Times informa sobre el reciente aviso emitido por un regulador financiero sobre el impacto del A.I. y cómo esto podría transformar radicalmente el panorama empresarial y social. Gary Gensler, presidente de la S.E.C. (Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos), ha estudiado durante años las posibles consecuencias de la inteligencia artificial. Su preocupación radica en que el A.I. podría ser la próxima gran amenaza sistémica para el sistema financiero.

Gensler planteó sus principales inquietudes en una entrevista con Ephrat Livni de DealBook. Según su análisis, solo unas pocas compañías de A.I. construirán los modelos fundamentales que sustentan las herramientas tecnológicas en las que muchos negocios llegarán a depender. Este fenómeno, basado en efectos de red y plataformas, ha beneficiado previamente a gigantes tecnológicos.

El presidente de la S.E.C. prevé que Estados Unidos terminará probablemente con dos o tres modelos fundamentales de A.I., lo que profundizará las interconexiones en el sistema económico. Esta concentración aumentará la probabilidad de un colapso financiero, ya que cuando un modelo o conjunto de datos se vuelve central, se fomenta el comportamiento de «manada», lo que significa que todos dependerán de la misma información y responderán de manera similar.

Gensler advierte que esta tecnología podría ser el epicentro de futuras crisis financieras debido a su poderoso conjunto de economía en torno a la escala y las redes. Además, existe la preocupación de que los modelos de A.I. pongan los intereses de las empresas por encima de los inversionistas. Ejemplos como la locura de las acciones impulsada por las redes sociales y el aumento del comercio minorista en aplicaciones han destacado el poder de los algoritmos predictivos. Sin embargo, ¿están las compañías que utilizan A.I. para estudiar el comportamiento de los inversores o recomendar operaciones priorizando los intereses de los usuarios al actuar con esa información?

Para abordar estos problemas, la S.E.C. propuso recientemente una regla que requeriría que las plataformas eliminen los conflictos de interés en su tecnología. Gensler enfatiza que los asesores de inversión tienen el deber fiduciario, de cuidado y lealtad hacia sus clientes, y que esto también se aplica cuando utilizan algoritmos.

Sin embargo, la responsabilidad legal en caso de consejos financieros defectuosos generados por A.I. aún es motivo de debate entre los legisladores. Gensler cree que es justo exigir a las compañías crear mecanismos seguros y que aquellos que utilicen chatbots no deleguen la responsabilidad en la tecnología. Después de todo, son seres humanos quienes diseñan los modelos y establecen los parámetros.

En conclusión, el avance del A.I. en las finanzas ofrece oportunidades y desafíos sin precedentes. Si bien promete mejorar la eficiencia y el análisis, también plantea preocupaciones sobre su impacto en la estabilidad del sistema financiero y la protección de los inversionistas. Es imperativo que las compañías aborden estos problemas para garantizar un futuro financiero más seguro y transparente.

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