Por el equipo de Café con Noticias: Jorge Carrillo, Roxana Córdova, Cristina Luna y Abel Santiago
Marta Vargas es una madre de familia y empresaria que enfrenta las realidades de la economía peruana cada sábado cuando acude al mercado de Belén en Iquitos. Hace tres meses, su presupuesto de 300 soles para la compra de productos básicos como pollo, pescado, huevos, papas, cebollas, brócoli, lechuga, apio, limón, zanahoria y palta era suficiente. Sin embargo, hoy en día, esos mismos 300 soles ya no alcanzan.
El costo de vida ha aumentado significativamente. Marta ahora necesita 400 soles para comprar los mismos productos. Este incremento en los precios se debe a la estacionalidad de algunos productos, como el limón, cuyo precio puede variar considerablemente de una semana a otra. Además, el presupuesto de Marta no incluye otros productos esenciales como leche, frutas, materiales de aseo y limpieza, arroz, azúcar y más, para los cuales debe destinar otros 400 soles.
La situación de Marta no es única. En los últimos meses, la escasez de productos básicos ha tenido un impacto profundo en la economía local, afectando tanto a los ciudadanos como a los pequeños negocios. La oferta limitada de productos esenciales ha llevado a un aumento de precios. Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en abril de 2024, de los 586 productos que componen la canasta básica familiar, 299 subieron de precio.
Este fenómeno no es exclusivo de Iquitos. A nivel nacional, la situación es similar. En Lima Metropolitana, el índice de precios al consumidor se redujo en un 0.05% en abril de 2024, pero la inflación acumulada en los primeros cuatro meses del año fue del 1.54%, y en los últimos 12 meses, alcanzó el 2.42%. Aunque la inflación parece estar controlada, el impacto se siente profundamente en el bolsillo del ciudadano promedio.
Uno de los productos más afectados por la inflación es el pan, cuyo costo de producción ha aumentado debido al alza en los precios de insumos básicos como la harina y el huevo. En Tumbes, los costos de la materia prima para la panadería se dispararon después de la pandemia y no se han normalizado desde entonces. Productos como el azúcar, la manteca y los huevos también han visto aumentos significativos en sus precios.
El alza en los precios de los productos no solo afecta a las amas de casa como Marta. Los vendedores de comida, los restaurantes y los comerciantes de los mercados también sufren las consecuencias. Muchos se quedan varados con productos que no pueden vender y, en el peor de los casos, los pierden.
Un recorrido por los mercados de Lima y otras ciudades del país revela que los ciudadanos deben hacer malabares para adquirir los productos de primera necesidad. No es sorprendente que más de medio millón de peruanos hayan caído en situación de pobreza.
La Cámara de Comercio de Lima ha señalado que la inflación afecta tanto a las pequeñas y medianas empresas (pymes) como a los hogares. Para las pymes, la inflación se refleja en el precio de venta final de sus productos, lo que repercute directamente en el consumidor. En los hogares, la inflación determina si el trabajador puede mantener su poder adquisitivo mes a mes.
El Banco Central de Reserva del Perú define la inflación como un incremento generalizado y continuo de los precios, lo que equivale a una desvalorización de la moneda con consecuencias negativas en la actividad económica y el bienestar de la población. Si esta es la situación en Lima, las consecuencias en el interior del país son aún más severas.
En ciudades de la Amazonía, como Moyo Bamba, Tarapoto y Tumbes, las variaciones en los precios han sido significativas. Moyo Bamba se convirtió en la ciudad más cara en abril de 2024, con un aumento del 0.77% en el índice de precios al consumidor.
Ante este panorama, es crucial que tanto los empresarios como los ciudadanos adopten estrategias para mitigar el impacto de las fluctuaciones de precios. Diversificar proveedores, optimizar procesos y mantener un flujo de efectivo saludable son algunas de las medidas que pueden ayudar a enfrentar estos desafíos.
La economía peruana enfrenta tiempos difíciles, y las familias como la de Marta Vargas sienten el impacto directamente en sus bolsillos. La situación requiere respuestas efectivas y estrategias inteligentes para asegurar que los ciudadanos puedan mantener su calidad de vida frente a la inflación y la escasez de productos básicos.
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