La región de Piura enfrenta una crisis hídrica que no solo afecta el acceso al agua, sino que también compromete la economía familiar y evidencia problemas en la gestión pública. Con el reservorio de Poechos funcionando al 2% de su capacidad y la planta de tratamiento de Curumuy fuera de servicio, la vida cotidiana de los piuranos se ha vuelto más compleja y costosa.
El agua se ha vuelto un recurso escaso en Piura, empujando a los habitantes a cavar pozos improvisados alrededor de sus hogares en busca de abastecimiento. La EPS Grau, encargada del suministro, ha señalado que el reservorio Poechos apenas contiene 14 millones de metros cúbicos de agua, muy lejos de su capacidad total de 1,000 millones. Esta crisis del agua responde en parte a problemas en la planificación y gestión de recursos, lo que ejemplifica cómo una falta de previsión puede llevar a escasez, incrementando el costo de un recurso básico y poniendo en riesgo el bienestar de la población.
La falta de agua en Piura no solo significa inconvenientes, sino también un aumento en los gastos diarios. Las familias ahora destinan más tiempo y dinero para acceder a agua segura, lo que afecta su capacidad para satisfacer otras necesidades esenciales. Además, esta crisis perjudica a sectores como la agricultura y el comercio, que dependen del agua y son claves en la economía local. Así, la teoría económica sobre fallos de recursos nos ayuda a entender cómo la escasez encarece la vida y limita las opciones de quienes más necesitan estos recursos.
RESPONSABILIDAD
La falta de agua también nos muestra la importancia de una gestión pública responsable. En este caso, el alcalde de Piura ha señalado al gobierno regional como responsable de la situación, dejando entrever la falta de coordinación y de transparencia en la administración del recurso hídrico. Cuando los ciudadanos participan activamente y los líderes actúan de forma transparente, se fortalecen los principios democráticos, pues la ciudadanía puede exigir rendición de cuentas y tomar decisiones informadas para prevenir futuras crisis.
Para enfrentar la crisis, las familias pueden adoptar medidas de ahorro y reutilización de agua, mientras que las autoridades deben priorizar soluciones sostenibles, como mejorar el mantenimiento de las infraestructuras y promover proyectos de recuperación y almacenamiento de agua. Una mayor fiscalización en los fondos destinados a la infraestructura hídrica es también esencial para asegurar que se inviertan de manera efectiva y en beneficio de la comunidad.
Esta situación se relaciona con el GRI 303: Agua y Efluentes, que promueve la transparencia en el uso de los recursos hídricos. Reportar de manera periódica el estado de los recursos en Piura ayudaría a la comunidad y a las autoridades a tomar decisiones informadas y a establecer prácticas más sostenibles en la región. La comunicación constante y clara sobre el estado del agua y su administración es clave para una gestión hídrica efectiva y responsable.
La crisis del agua en Piura nos recuerda la urgencia de actuar de forma coordinada y consciente en la gestión de los recursos básicos. Es momento de exigir transparencia y tomar medidas que nos lleven a un uso más sostenible del agua. ¿Qué harías si una crisis similar afectara tu región? Participa y comparte tus ideas para contribuir a un cambio en la gestión hídrica de nuestro país.
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