La migración desde América Latina hacia otros continentes es una tendencia en aumento, y detrás de cada persona que deja su tierra, existe una historia de lucha por la estabilidad profesional. Para muchos inmigrantes, alcanzar nuevamente el nivel profesional que tenían en su país se convierte en un reto que puede llevar hasta una década. Según datos de Singa, ONG con sede en Barcelona y activa en siete países de la Unión Europea, la “degradación profesional” es una realidad que afecta tanto a las personas como a las economías receptoras.

Cuando un inmigrante enfrenta la degradación profesional, significa que no logra encontrar oportunidades laborales equivalentes a su formación o experiencia en su país de origen. Este fenómeno no solo afecta al individuo, sino que genera una pérdida de talento para las economías receptoras.

Al no utilizar sus capacidades en trabajos acorde a su perfil, la economía también sufre, pues se desaprovechan habilidades y conocimientos que podrían generar mayor valor agregado. Esto se relaciona con la Teoría del Capital Humano, que plantea que las habilidades de los individuos son fundamentales para el crecimiento económico, una idea que la realidad migratoria desafía cuando estas habilidades no se capitalizan adecuadamente.

La degradación profesional no es solo una estadística; se refleja en la calidad de vida de los inmigrantes, en su capacidad para integrarse plenamente y en su bienestar emocional. Aquellos que no logran una estabilidad profesional pueden enfrentar problemas como menor acceso a servicios de salud y educación de calidad, lo que también afecta a sus familias. En este sentido, el acceso a trabajos dignos y justos fortalece una democracia inclusiva, en la cual todos los ciudadanos, sin importar su origen, tienen igualdad de oportunidades. Además, los países que promueven la inclusión laboral también fortalecen los valores democráticos al fomentar la integración y reducir las brechas socioeconómicas.

Para enfrentar este fenómeno, es importante que los gobiernos y las empresas implementen políticas inclusivas. Algunas medidas clave pueden incluir:

1. Reconocimiento de títulos y experiencias en otros países para reducir la brecha de competencias y agilizar la inserción profesional.
2. Programas de capacitación específicos que faciliten la adaptación de los inmigrantes al mercado laboral local.
3. Fomento de la diversidad en las empresas, para que la contratación sea más inclusiva y acorde con el perfil profesional de los inmigrantes.

Este análisis se alinea con el estándar GRI 401: Empleo del Global Reporting Initiative, que resalta la importancia de proporcionar condiciones laborales equitativas y oportunidades de empleo inclusivas. Las empresas que se comprometen con el GRI 401 pueden reducir la degradación profesional en sus organizaciones, ayudando a inmigrantes a integrarse laboralmente y contribuyendo a un entorno de trabajo justo. Al asumir este compromiso, no solo elevan sus estándares de responsabilidad social, sino que fortalecen la sostenibilidad y la diversidad en el mercado laboral.

La degradación profesional de los migrantes latinoamericanos en Europa es un reto económico y social que requiere la colaboración de todos. Reflexionemos sobre la importancia de un mercado laboral justo y, si eres un líder empresarial o un profesional, considera cómo tu organización podría integrar mejor a estos talentos. ¿Cómo podemos, como sociedad, contribuir a una economía más inclusiva y a una democracia más fortalecida?

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