El reciente anuncio del Ministro de Trabajo, Daniel Maurate, ha reavivado el debate sobre la remuneración mínima vital (RMV) en el país. Según declaró, antes de fin de año, la presidenta Dina Boluarte hará oficial el incremento del salario mínimo, decisión que ya cuenta con un informe que recoge las posturas tanto de trabajadores como de empleadores. Sin embargo, este anuncio ha generado rechazo por parte de la Unión de Gremios del Perú, quienes consideran que la medida podría entorpecer la recuperación económica y fomentar la informalidad laboral.
En este artículo, exploramos qué significa este incremento, analizamos su impacto económico y social, y revisamos cómo podría alinearse con los estándares de sostenibilidad, incluyendo los Estándares GRI, fundamentales en la rendición de cuentas sobre impactos económicos y sociales.
El fenómeno económico: el salario mínimo y su impacto estructural
El salario mínimo es una herramienta económica que, según la teoría del salario justo de Adam Smith, busca garantizar una compensación digna para los trabajadores. En el caso peruano, el monto actual de la RMV no ha sido modificado desde 2018, y su incremento es una demanda constante de los sectores laborales. No obstante, este ajuste no es simplemente un aumento salarial; está estrechamente ligado a las dinámicas de formalización laboral, competitividad empresarial y sostenibilidad económica.
La teoría del salario justo de Adam Smith se basa en la idea de que los trabajadores deben recibir una remuneración suficiente para cubrir sus necesidades básicas y las de sus familias, lo que les permite participar plenamente en la economía. En su obra La riqueza de las naciones, Smith plantea que los salarios deben ser adecuados para garantizar la subsistencia del trabajador y estimular su productividad. Este concepto está vinculado a la justicia económica, pues asegura que los beneficios del crecimiento económico se distribuyan de manera más equitativa. En el contexto peruano, el aumento de la remuneración mínima vital (RMV) podría interpretarse como una medida para acercarse a este principio, al buscar mejorar las condiciones de vida de los trabajadores que perciben los ingresos más bajos.
Sin embargo, Smith también advierte sobre el delicado equilibrio entre salarios y la capacidad de las empresas para pagarlos. Un incremento desmedido del salario mínimo podría generar distorsiones en el mercado, como el aumento de costos para los empleadores, que, en el caso de las micro y pequeñas empresas (MYPEs), podrían traducirse en despidos, mayor informalidad o incluso cierres de negocios. Para Smith, la relación entre los salarios y la productividad es clave: si los empleadores perciben que el costo de la mano de obra supera su productividad, la economía en su conjunto podría enfrentarse a una desaceleración, afectando tanto a trabajadores como a empresarios. En este sentido, el aumento del salario mínimo debe acompañarse de estrategias para mejorar la competitividad laboral y fomentar la productividad.
En el caso del Perú, la decisión de incrementar el salario mínimo plantea un dilema que se alinea con las observaciones de Smith sobre los efectos de los salarios en el mercado laboral. Por un lado, responde a la necesidad de reducir la desigualdad y fortalecer el poder adquisitivo de los trabajadores, lo que puede estimular la demanda interna. Por otro lado, si no se acompaña de políticas que fortalezcan la formalización laboral y la productividad empresarial, el aumento podría generar los efectos adversos que Smith predijo, como la reducción de oportunidades laborales y un debilitamiento de la economía formal. Este caso demuestra la vigencia de las ideas de Smith y la necesidad de un enfoque integral para balancear los intereses de trabajadores y empleadores en la economía moderna.
Los gremios empresariales, liderados por la Unión de Gremios del Perú, advierten que un incremento sin medidas paralelas para mejorar la competitividad laboral podría empujar a más micro y pequeñas empresas (MYPEs) hacia la informalidad, afectando a casi 5.9 millones de trabajadores. Por otro lado, los sindicatos argumentan que es un paso necesario para reducir la desigualdad salarial y mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores.
Impacto en la vida cotidiana y en la democracia
Para las familias que perciben el salario mínimo, un aumento podría significar un mayor acceso a bienes y servicios esenciales, contribuyendo a mejorar su calidad de vida. Sin embargo, si las pequeñas empresas enfrentan dificultades para sostener este incremento, el riesgo de despidos o cierre de negocios podría tener efectos negativos en la economía familiar.
Desde el ángulo democrático, esta decisión tiene un trasfondo significativo: el diálogo social entre trabajadores, empleadores y el gobierno en el Consejo Nacional de Trabajo (CNT) es una muestra clave de participación ciudadana y toma de decisiones inclusiva. Sin embargo, la falta de consenso en este foro podría debilitar la confianza en estas instancias de concertación, lo que afecta el tejido democrático del país.
El Consejo Nacional de Trabajo (CNT) juega un papel crucial en la determinación del salario mínimo en el Perú, ya que es el espacio de diálogo social tripartito donde se reúnen representantes del Estado, empleadores y trabajadores. Su principal objetivo es promover el consenso sobre políticas laborales que equilibren los intereses de todas las partes involucradas, garantizando un desarrollo económico inclusivo y sostenible. En el caso del salario mínimo, el CNT discute aspectos como la capacidad económica de las empresas, las necesidades de los trabajadores y los indicadores macroeconómicos del país.
El proceso dentro del CNT busca asegurar que cualquier ajuste en la remuneración mínima vital (RMV) sea técnicamente sustentado y socialmente aceptado. Esto incluye el análisis de factores como la inflación, el costo de vida, la productividad laboral y el impacto en la competitividad empresarial. La participación de los empleadores asegura que los intereses de las micro, pequeñas y medianas empresas (MYPEs) sean considerados, mientras que los trabajadores exponen la necesidad de un salario digno que les permita cubrir sus necesidades básicas. En este sentido, el CNT actúa como un mecanismo democrático que promueve el diálogo en lugar de la imposición unilateral de medidas.
Sin embargo, la reciente discusión sobre el aumento del salario mínimo en Perú refleja los desafíos que enfrenta el CNT. La falta de consenso en este foro ha llevado a críticas de algunos gremios empresariales, quienes consideran que la decisión se tomó sin un análisis profundo de los posibles impactos negativos, como el incremento de la informalidad y la pérdida de empleos. Este caso pone en evidencia la importancia de fortalecer el rol del CNT como espacio de concertación efectiva, donde las decisiones no solo sean técnicamente fundamentadas, sino que también cuenten con el respaldo de los principales actores económicos y sociales del país.
Alineación con los estándares GRI
El posible aumento del salario mínimo puede relacionarse con los estándares de sostenibilidad, específicamente el GRI 202: Presencia en el Mercado, que abarca la proporción del salario estándar de entrada en comparación con el salario mínimo local. Si se implementa adecuadamente, este incremento podría fomentar una distribución más equitativa de ingresos y reducir las brechas salariales.
Sin embargo, para que sea sostenible, debe ir acompañado de políticas que fortalezcan la formalización laboral y la productividad empresarial. El incremento del salario mínimo en Perú plantea un desafío que va más allá de lo económico; está en juego el equilibrio entre bienestar social y sostenibilidad económica. ¿Podrá esta medida fortalecer nuestra democracia promoviendo un diálogo inclusivo y equitativo? Solo el tiempo y las políticas complementarias nos darán la respuesta.
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