En el marco de la 62° edición de CADE Ejecutivos, el sector privado reafirmó su papel como catalizador del cambio para enfrentar los desafíos económicos y sociales del Perú. Durante la sesión titulada “Perú: empresa y posibilidad”, Beatriz Boza, socia de EY Gobierno Corporativo y Familias Empresarias, destacó: “Si queremos reconstruir al Perú, es necesario reconstruir nuestra relación con el país y con los peruanos. Hoy necesitamos líderes empresariales que no solo construyan empresas, sino también esperanza.”
Boza presentó los resultados de un estudio de EY que revela que un tercio de los empresarios peruanos ha enfrentado riesgos de quiebra o cambios radicales en sus modelos de negocio. A pesar de ello, muchos lograron superar adversidades gracias a una resiliencia creativa, definida como la capacidad de innovar y adaptarse en tiempos de crisis. “La clave está en identificar necesidades ocultas y encontrar soluciones que no solo beneficien a la empresa, sino también a la sociedad en general,” explicó Boza, resaltando ejemplos de éxito en sectores como agricultura, fertilizantes, educación y paneles solares.
Transformando crisis en oportunidades: historias de éxito
Boza compartió casos específicos de empresas peruanas que han sabido adaptarse a contextos adversos. Por ejemplo, en el sector de educación, un grupo de emprendedores desarrolló modelos híbridos de enseñanza que garantizaron el acceso de estudiantes de zonas rurales a una educación de calidad. En el ámbito de energía sostenible, compañías de paneles solares innovaron en la distribución de tecnologías accesibles para comunidades remotas, promoviendo su inclusión en el desarrollo económico.
“Estos empresarios entendieron que la crisis no es solo un obstáculo, sino una oportunidad para ser creativos y generar impacto,” subrayó Boza. Además, señaló que este enfoque responde a la teoría del emprendimiento de Schumpeter, donde los empresarios son vistos como agentes de cambio capaces de transformar industrias y revitalizar economías a través de la innovación. Estas historias no solo generan valor económico, sino que también fortalecen la cohesión social y contribuyen al desarrollo sostenible.
La teoría del emprendimiento de Schumpeter resalta al emprendedor como un agente clave del cambio económico y social. Según Schumpeter, los empresarios son quienes introducen innovaciones que transforman industrias, crean nuevas oportunidades y dinamizan la economía. En el caso de las historias destacadas durante el CADE Ejecutivos 2024, los empresarios peruanos demostraron este papel transformador al adaptarse a contextos adversos como crisis económicas, la pandemia y desafíos estructurales. Mediante estrategias como la identificación de necesidades ocultas y la resiliencia creativa, estos líderes no solo encontraron formas de sobrevivir, sino también de innovar y generar valor social y económico.
Un ejemplo específico que ilustra esta teoría es el caso de los emprendedores que desarrollaron modelos híbridos de educación para garantizar el acceso a estudiantes de zonas rurales. Según Schumpeter, este tipo de innovación —donde se combinan nuevas tecnologías con modelos educativos tradicionales— no solo mejora la eficiencia, sino que también crea nuevos mercados. Estos empresarios no se limitaron a responder a una demanda existente; transformaron el entorno educativo al hacerlo más inclusivo y accesible, lo que genera un impacto social significativo y amplía las bases del crecimiento económico.
Asimismo, en sectores como la energía sostenible, los emprendedores han utilizado tecnologías innovadoras para distribuir paneles solares en comunidades remotas. Este enfoque no solo resuelve problemas locales, como la falta de acceso a energía, sino que también dinamiza la economía al incorporar a estas comunidades en actividades productivas. Según Schumpeter, estas innovaciones representan un «proceso de destrucción creativa,» donde las soluciones tradicionales son reemplazadas por modelos más eficientes y sostenibles, impulsando el progreso económico y social. Este caso ejemplifica cómo los emprendedores no solo generan valor económico, sino que también fortalecen la cohesión social y contribuyen al desarrollo sostenible del Perú.
Un impacto directo en la democracia y la sociedad
Las discusiones en CADE también resaltaron cómo el sector privado puede fortalecer la democracia al promover relaciones más estrechas entre las empresas y las comunidades. Durante la sesión “Mujeres empresarias en la industria,” Susana Eléspuru, past president de IPAE, destacó: “La empatía y la mentoría son fundamentales para generar una nueva generación de líderes empresariales comprometidos con el desarrollo social.”
Este enfoque se alinea con el estándar GRI 203-2 (Impactos indirectos económicos significativos), al generar beneficios tangibles e intangibles para la sociedad. Iniciativas que priorizan la formación de talento y la creación de oportunidades laborales contribuyen a reducir desigualdades, mejorar la calidad de vida y fortalecer las bases de una democracia inclusiva y representativa. El estándar GRI 203-2 (Impactos indirectos económicos significativos) evalúa cómo las actividades empresariales generan beneficios más allá de los resultados financieros directos, contribuyendo al desarrollo social, económico y ambiental de las comunidades. En este caso, las historias de resiliencia creativa presentadas en CADE 2024, como las relacionadas con educación y paneles solares, ilustran claramente cómo las empresas pueden generar impactos significativos al resolver necesidades sociales mientras impulsan sus negocios. Por ejemplo, al facilitar el acceso a educación de calidad en zonas rurales o al proveer tecnologías sostenibles para comunidades remotas, estas empresas no solo mejoran las condiciones de vida, sino que también fortalecen la capacidad de estas comunidades para participar activamente en la economía nacional.
Estos impactos indirectos no solo benefician a los usuarios finales, sino que también dinamizan cadenas de valor más amplias. En el caso de los paneles solares, por ejemplo, se generan oportunidades de empleo en la fabricación, distribución e instalación de tecnologías limpias, promoviendo la sostenibilidad y fomentando economías locales más resilientes. Asimismo, en el sector educativo, las empresas que invierten en modelos híbridos no solo garantizan el acceso a la educación, sino que también preparan a una nueva generación de talentos con habilidades adaptadas a las demandas del mercado laboral, generando un efecto multiplicador en el desarrollo económico.
Por último, estas iniciativas se alinean con el GRI 203-2 al reducir desigualdades y fortalecer la cohesión social. Al abordar desafíos estructurales, como la falta de acceso a energía o educación, las empresas contribuyen al desarrollo sostenible del país y a una distribución más equitativa de los beneficios económicos. Además, al involucrarse en la formación de talento y la inclusión de comunidades marginadas, refuerzan los pilares de una democracia inclusiva, creando un entorno donde todos puedan participar y beneficiarse del crecimiento económico. Este enfoque demuestra que el sector privado no solo es un actor económico, sino también un motor de transformación social y ambiental.
“El sector privado debe sembrar esperanza y liderar con propósito,” concluyó Beatriz Boza, resumiendo la importancia del compromiso empresarial con la reconstrucción del Perú. Reflexiona: ¿Cómo las empresas en tu comunidad pueden generar un impacto positivo en la sociedad? Comparte tus ideas y participa en la construcción de un Perú más inclusivo y resiliente. ¡El cambio comienza contigo!






























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