Propuestas para una Educación de Calidad en Perú

Durante la 62° edición de CADE Ejecutivos, líderes del sector educativo y empresarial presentaron propuestas para mejorar la calidad de la educación en el Perú, destacando la importancia de fortalecer tanto el sistema público como el privado. María Isabel León, vicepresidenta de IPAE Acción Empresarial, enfatizó que el objetivo es contribuir con la agenda pública y garantizar que millones de peruanos accedan a una educación que fomente el desarrollo nacional.

La propuesta se basa en cinco pilares fundamentales, entre ellos el impulso a las asociaciones público-privadas (APP), tomando como ejemplo los casos exitosos de los hospitales Barton y Kaeling. León señaló que estas alianzas no solo deben enfocarse en infraestructura y equipamiento, sino también en la gestión educativa, promoviendo un sistema más eficiente y sostenible.

Impacto en la vida cotidiana y la economía

Las mejoras en educación tienen un impacto directo en la vida de las personas, no solo a través de la formación de ciudadanos más preparados, sino también al contribuir al crecimiento económico. Por ejemplo, revalorizar la educación técnica y tecnológica —uno de los pilares de la propuesta— permite atender la demanda laboral en sectores clave, conectando a los estudiantes con empleos de calidad y bien remunerados.

Además, al reducir la burocracia y eliminar normativas punitivas para las instituciones educativas privadas, se fomenta un entorno más competitivo que incentiva la mejora continua y la innovación. La teoría del capital humano, formulada por economistas como Gary Becker, establece que las inversiones en educación, capacitación y salud son fundamentales para aumentar la productividad y el desarrollo económico de las personas y las sociedades. En el contexto de las propuestas presentadas en CADE Ejecutivos 2024, esta teoría cobra relevancia al destacar cómo la mejora en la calidad educativa puede potenciar las habilidades y capacidades de los peruanos, generando un impacto directo en su empleabilidad y en el crecimiento del país. La educación técnica y tecnológica, por ejemplo, es clave para preparar a los estudiantes con competencias específicas que se alineen con las demandas del mercado laboral.

En este caso, al impulsar la revalorización de la educación técnica y tecnológica, se están sentando las bases para un sistema educativo más conectado con las necesidades económicas del país. Esto no solo beneficia a los estudiantes, quienes adquieren habilidades prácticas y demandadas por sectores clave, sino también a las empresas que buscan personal calificado para aumentar su competitividad. Este círculo virtuoso es un ejemplo claro de cómo el capital humano puede ser el motor del crecimiento económico sostenible. Además, estas inversiones en educación reducen desigualdades al permitir que estudiantes de diversos contextos socioeconómicos accedan a empleos bien remunerados.

Por otro lado, la teoría del capital humano también explica cómo la educación fomenta externalidades positivas para toda la sociedad. Una fuerza laboral más calificada no solo mejora la productividad de las empresas, sino que también eleva los niveles de innovación, atrae inversión extranjera y refuerza la estabilidad social. En este sentido, garantizar condiciones básicas de calidad (CBC) para todos los colegios —tanto públicos como privados— fortalece el desarrollo de habilidades en una población más amplia, generando beneficios a largo plazo no solo para las personas, sino para el conjunto del país. Este enfoque sitúa a la educación como un elemento central en la construcción de un Perú más equitativo y competitivo.

Un sistema inclusivo y democrático

Las propuestas también buscan igualar las condiciones básicas de calidad (CBC) entre colegios públicos y privados, enfrentando la desigualdad en el acceso a recursos educativos. Esto fortalece la democracia al garantizar que todos los estudiantes, sin importar su origen socioeconómico, tengan las mismas oportunidades de desarrollo.

“Más del 70% de los colegios públicos no tiene lo elemental. Es necesario que las normas sean igual de exigentes para ambos sectores,” subrayó León.

Este enfoque se alinea con el estándar GRI 203-1 (Impactos económicos significativos), ya que las inversiones en educación generan beneficios sociales y económicos a largo plazo, como una mayor equidad, inclusión y capacidad para enfrentar los retos del mercado laboral global. La educación es la base del desarrollo sostenible y la clave para un Perú más competitivo e inclusivo. Como concluyó María Isabel León: “Es el momento de apostar por una educación que transforme vidas y construya un futuro mejor para todos.” Reflexiona: ¿Qué cambios necesitas en el sistema educativo de tu comunidad? Comparte tus ideas y sé parte del cambio. ¡El futuro comienza con la educación!

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