El rostro de la informalidad laboral en Perú tiene cara de mujer

El rostro de la informalidad en el Perú tiene género, edad y origen: Es mayoritariamente mujer, joven y con educación secundaria como nivel más alto alcanzado. Vive en zonas rurales o trabaja en pequeñas empresas urbanas. Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 71,2% de la población ocupada en el país tiene empleo informal, una situación que limita el acceso a derechos básicos como seguridad social y prestaciones laborales. Este fenómeno económico no solo afecta a millones de familias, sino que también impacta la democracia, al perpetuar desigualdades y limitar el desarrollo inclusivo.

La informalidad: Una realidad persistente


De acuerdo con los resultados de la Encuesta Permanente de Empleo Nacional (EPEN), entre octubre de 2023 y septiembre de 2024, 94,5% de los trabajadores en zonas rurales y 65,6% en áreas urbanas tienen empleos informales. En el campo, las oportunidades son aún más precarias, donde casi nueve de cada diez personas trabajan sin cobertura legal ni acceso a beneficios laborales. En áreas urbanas, si bien el empleo formal ha mostrado un leve aumento, la tasa de informalidad sigue siendo alta, especialmente entre jóvenes y mujeres.

Lla falta de inversión en educación y el tamaño reducido de las empresas contribuyen a perpetuar este círculo vicioso. “La informalidad es un reflejo de la falta de oportunidades formales. Sin políticas claras de fomento empresarial y mejora educativa, será difícil cerrar esta brecha”, comentó un especialista en economía laboral.

Análisis: ¿Por qué la informalidad persiste?

El fenómeno de la informalidad puede explicarse desde la teoría dual del mercado laboral, que plantea la existencia de dos segmentos económicos: uno formal, caracterizado por estabilidad y derechos laborales, y otro informal, donde predominan empleos precarios y bajos ingresos. La alta tasa de informalidad en jóvenes de 14 a 24 años (85,5%) responde a la falta de experiencia laboral y a una educación que no se alinea con las demandas del mercado. Además, las mujeres enfrentan una brecha adicional, con 73,4% de ellas empleadas informalmente, en comparación con el 69,4% de los hombres.

En términos de educación, las cifras son alarmantes:

  • 94% de quienes tienen primaria o menos trabajan informalmente.
  • Incluso entre quienes lograron educación universitaria, el 39,4% sigue en la informalidad.

Estas cifras evidencian un desafío estructural que no solo retrasa el desarrollo económico, sino que también debilita la democracia. Una sociedad con empleos precarios tiene menos oportunidades de crecimiento, lo que reduce la participación ciudadana y aumenta la vulnerabilidad ante el populismo y la corrupción.

Impacto en los estándares GRI
La informalidad laboral está directamente relacionada con los estándares GRI 401 (Empleo) y GRI 403 (Salud y Seguridad Ocupacional). Un mercado laboral predominantemente informal no cumple con prácticas justas ni garantiza condiciones seguras de trabajo. Promover políticas que incentiven la formalización y mejoren las capacidades educativas ayudaría a cumplir estos estándares, impulsando así un desarrollo económico sostenible y socialmente responsable.

El Global Reporting Initiative (GRI) es un marco internacional que establece estándares para que las organizaciones reporten su desempeño económico, ambiental y social de manera transparente y comparable. En este caso, el estándar GRI 401: Empleo se enfoca en aspectos relacionados con la gestión del empleo, incluyendo la contratación, la estabilidad laboral y las condiciones de trabajo. Aplicado al informe técnico del INEI, el estándar GRI 401 es relevante porque proporciona información desagregada sobre la participación laboral por género, edad y nivel educativo, lo que permite analizar la equidad en el acceso al trabajo y la sostenibilidad del mercado laboral. Este enfoque no solo ayuda a identificar brechas estructurales, sino que también fomenta la implementación de políticas inclusivas que mejoren las oportunidades de empleo, contribuyendo al desarrollo social y económico del país. Además, al alinear estos datos con estándares internacionales, se promueve la rendición de cuentas y la mejora continua en la gestión laboral, fortaleciendo la transparencia y el compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Recomendaciones y soluciones

  1. Inversión en educación técnica y vocacional: La formación en habilidades prácticas aumentaría la empleabilidad de jóvenes en sectores formales.
  2. Políticas de fomento a la formalización: Programas que faciliten la formalización de pequeñas empresas, con incentivos tributarios y financiamiento accesible.
  3. Promoción de igualdad de género en el mercado laboral: Eliminar las barreras que enfrentan las mujeres para acceder a empleos formales.
  4. Colaboración público-privada: Iniciativas conjuntas entre el Estado y el sector privado para generar empleos formales y de calidad.

El alto nivel de informalidad en el Perú no solo limita el desarrollo económico, sino que perpetúa las desigualdades sociales y pone en riesgo la democracia al debilitar el tejido productivo del país. La formalización laboral es un reto urgente, y depende del compromiso del Estado, el sector privado y la sociedad en su conjunto.

¿Qué puedes hacer tú? Reflexiona sobre cómo esta situación afecta tu entorno y busca opciones para capacitarte y formalizar tu negocio. La educación y el emprendimiento responsable son las herramientas clave para cambiar esta realidad.

¡Participa en la conversación! ¿Crees que el gobierno está haciendo lo suficiente para reducir la informalidad laboral en el país? Comparte tu opinión y súmate al cambio.

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