Educación en cifras: entre avances tímidos y brechas persistentes en el Perú en el 2024

En su reciente Informe Técnico de Condiciones de Vida, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) presentó un análisis de las tasas de asistencia escolar en el Perú durante el trimestre julio-agosto-setiembre de 2024. Si bien los resultados muestran avances en varios indicadores, el panorama deja preguntas urgentes sobre la calidad y el alcance de estos logros en un país con grandes desigualdades.

Educación inicial: ¿un progreso suficiente?

El 92% de los niños y niñas de 3 a 5 años accedieron a servicios educativos en educación inicial durante el trimestre evaluado. Si bien la asistencia escolar es notablemente alta, los incrementos respecto al año anterior —0,5 puntos porcentuales a nivel nacional— son casi anecdóticos. En el área urbana, el avance fue de solo 0,3 puntos, mientras que el área rural presentó un incremento algo mayor (1,4 puntos). Sin embargo, ninguno de estos cambios se considera estadísticamente significativo, lo que evidencia un estancamiento en la cobertura educativa inicial.

En un país donde la brecha educativa histórica ha marcado las oportunidades de millones, estas cifras no son suficientes. Si bien los niños del área rural parecen tener una ligera ventaja en acceso, la calidad de la infraestructura, los materiales educativos y la formación docente sigue siendo una deuda pendiente.

Educación primaria: ¿cerca de la universalidad?

En términos de asistencia a educación primaria, los resultados parecen más alentadores. La tasa neta de asistencia nacional alcanzó el 98,6%, con incrementos significativos respecto al año anterior: 1,5 puntos porcentuales a nivel nacional, 1,7 en el área urbana y 1,2 en la rural. Sin embargo, estos logros también esconden desafíos. ¿Qué pasa con ese 1,4% de niños que aún no acceden al sistema educativo? Si bien las cifras pueden parecer marginales, representan a miles de niños que podrían quedar rezagados de manera irreversible.

Cabe indicar que la cobertura no asegura un servicio de calidad.

Educación secundaria: la etapa crítica

La etapa secundaria sigue siendo el talón de Aquiles del sistema educativo peruano. Apenas el 87% de los adolescentes de 12 a 16 años asisten a algún grado de educación secundaria. La brecha entre áreas urbana y rural es pequeña (87,7% frente a 85,8%), pero preocupante. Respecto al año anterior, los incrementos en la asistencia fueron insignificantes, dejando a miles de adolescentes fuera del sistema educativo en una etapa crucial para su desarrollo.

Es aquí donde las preguntas son más apremiantes. ¿Qué está haciendo el sistema educativo para retener a estos adolescentes? ¿Cómo se combate el abandono escolar asociado a factores como la pobreza, el trabajo infantil y la falta de acceso a tecnologías?

Brechas que trascienden las cifras

Si bien las estadísticas son útiles para medir el alcance de las políticas públicas, no cuentan toda la historia. Las cifras altas de asistencia escolar en educación inicial y primaria son un logro, pero de poco sirven si no van acompañadas de mejoras en la calidad educativa, la pertinencia cultural y la igualdad de oportunidades.

La educación secundaria, por otro lado, muestra que el sistema educativo peruano enfrenta retos estructurales que no pueden ser ignorados. La falta de avances significativos en este nivel evidencia un sistema que aún no responde a las necesidades de los más vulnerables, perpetuando las desigualdades que condenan a miles de jóvenes a ciclos de pobreza.

El acceso a la educación es un derecho, pero también una responsabilidad colectiva. Mientras los números de asistencia mejoran de forma casi imperceptible, las necesidades de miles de niños y adolescentes quedan en segundo plano. Como dice un conocido refrán: «El diablo está en los detalles». Si no atendemos los problemas de fondo, las cifras seguirán maquillando una realidad que, en el fondo, necesita cambios profundos y urgentes.

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