Con un enfoque en la mejora de la calidad de vida y el fortalecimiento del tejido social, Fundación MAPFRE despliega anualmente su Programa de Voluntariado. En Perú, más de 1450 voluntarios han transformado vidas a través de actividades que benefician a niños, adolescentes y adultos mayores, impactando directamente a más de 30,000 personas. Esta iniciativa no solo refuerza el bienestar de comunidades vulnerables, sino que también promueve valores fundamentales para una democracia sostenible: solidaridad, participación ciudadana y responsabilidad social.

El programa de Fundación MAPFRE no es un caso aislado, sino un ejemplo de cómo el voluntariado corporativo genera valor económico y social. Según la teoría del capital social de Robert Putnam, estas iniciativas fortalecen redes comunitarias, incrementan la confianza y cohesionan a la sociedad, factores esenciales para un desarrollo sostenible. En Perú, las actividades de seguridad vial como «Movilízate Seguro» y gymkanas para niños no solo educan, sino que también reducen costos asociados a accidentes de tránsito, demostrando el impacto económico positivo de estas acciones.

A nivel global, más de 7,964 voluntarios participaron en 2,113 actividades, beneficiando a 126,842 personas en 23 países. Estas cifras evidencian la capacidad del voluntariado corporativo para movilizar recursos humanos y financieros hacia el bienestar colectivo, alineándose con los estándares del Global Reporting Initiative (GRI 413-1), que mide el impacto de las operaciones empresariales en las comunidades.

La participación activa en programas de voluntariado refuerza valores democráticos al promover la corresponsabilidad social y el empoderamiento comunitario. Estas actividades no solo ofrecen soluciones inmediatas a problemas locales, como la iluminación de comunidades en Brasil o la limpieza de playas en Venezuela, sino que también fomentan la construcción de un tejido social más robusto y resiliente. Según Marta Granero, experta en Diversidad y Voluntariado Corporativo de MAPFRE, “cada minuto invertido en ayudar cobra sentido para nosotros.” Este compromiso reafirma el rol de las empresas como actores clave en la transformación social.

El fortalecimiento de comunidades a través de acciones solidarias fomenta la confianza en las instituciones y en los actores sociales. Estas dinámicas, al promover la equidad y la inclusión, contribuyen directamente a un sistema democrático más sólido y participativo. Al brindar herramientas y oportunidades a los más vulnerables, se refuerzan las bases de una sociedad más justa y equitativa.

El voluntariado corporativo no solo transforma vidas, sino que también construye puentes hacia una sociedad más equitativa y democrática. Es momento de que todos asumamos un rol activo en este cambio.