Capital humano: El motor detrás de la competitividad regional

El Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan) ha publicado la actualización del Índice de Competitividad Regional (ICR) 2016-2023, una herramienta crucial para medir el desarrollo de las regiones en el Perú. Este índice, alineado con el Objetivo Nacional N° 3 del Plan Estratégico de Desarrollo Nacional (PEDN) al 2050, busca orientar los esfuerzos hacia un crecimiento inclusivo y sostenible.

En 2023, el promedio nacional del ICR llegó a 52,8 puntos, con un aumento de 0,6 puntos respecto al año anterior. Aunque el crecimiento es moderado, refleja la capacidad de las regiones para adaptarse a los retos. Las zonas más competitivas están ubicadas en la costa central y sur, desde el Callao hasta Tacna, donde factores como la infraestructura y el acceso a servicios juegan un papel clave.

Capital humano: el termómetro del desarrollo

El pilar de capital humano ha tenido un recorrido lleno de altibajos en los últimos años, destacando algunos avances importantes, pero también retos persistentes:

  • 2016-2019: Este periodo mostró mejoras significativas, con un aumento de 44,62 en 2016 a 46,57 en 2019. Este progreso se asoció a mayores logros educativos y un incremento en la conclusión de estudios superiores.
  • 2020: La pandemia impactó fuertemente, reduciendo el índice a 43,85 debido a la interrupción de la educación y el aumento del desempleo juvenil.
  • 2021-2023: A pesar del golpe inicial, se evidenció una recuperación constante, alcanzando 46,71 en 2023, gracias a esfuerzos por mejorar la alfabetización y ampliar la inclusión educativa. Sin embargo, todavía quedan pendientes mejoras en la calidad educativa y la reintegración de jóvenes que no estudian ni trabajan.

Perspectivas para las regiones

Las regiones más competitivas no solo disfrutan de mejores condiciones actuales, sino que están mejor posicionadas para atraer inversiones y generar empleo. Sin embargo, la brecha en capital humano representa un desafío que exige políticas públicas sostenidas y una mayor articulación entre el Estado, el sector privado y la sociedad civil.

Como dice el dicho, “grano a grano se llena el granero”. Los avances del ICR demuestran que el progreso es posible, pero demanda esfuerzo y constancia. El reto está en mantener este impulso y trabajar en cerrar las brechas que aún persisten.

Este informe ofrece una base sólida para planificar estrategias que promuevan un desarrollo regional equilibrado y competitivo. Las oportunidades están sobre la mesa, pero requieren acción coordinada y visión a futuro.

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