BCR ve Estabilidad con Perspectivas Moderadas en el 2025

La Encuesta Mensual de Expectativas Macroeconómicas de diciembre de 2024 revela proyecciones clave para la economía peruana en 2025, con un enfoque en la inflación y el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI), dos indicadores fundamentales que ofrecen una visión integral del panorama económico.

La expectativa de inflación para 2025 se encuentra entre 2,40% y 2,50%, con una ligera revisión a la baja por parte de las empresas no financieras. Esta moderación en la previsión refleja el ajuste natural de los agentes económicos ante las condiciones internas y externas. La inflación proyectada se mantiene dentro del rango de la meta establecida por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), lo que sugiere que el control de precios es una prioridad en la política monetaria del país. En términos de poder adquisitivo, la inflación moderada permite que los consumidores no enfrenten grandes aumentos de precios, lo cual favorece la estabilidad del consumo y la confianza empresarial. Las proyecciones para 2026, que sitúan la inflación entre 2,40% y 2,65%, muestran una tendencia leve de aumento, pero aún dentro de un margen controlable.

Las expectativas de crecimiento para el PBI en 2025 se proyectan en un rango de entre 2,9% y 3,0%. Aunque estas cifras no representan un crecimiento espectacular, son sostenibles y alcanzables, teniendo en cuenta el contexto económico global incierto y la posible desaceleración de algunas economías importantes. Este crecimiento moderado refleja la estabilidad de los sectores económicos clave, como la minería, la manufactura y los servicios, que seguirán siendo motores de la economía peruana. Las proyecciones de crecimiento para 2026 se sitúan en torno a los 2,9%, lo que refuerza la idea de una expansión gradual. Si bien no se prevén grandes sorpresas, este crecimiento es suficiente para mantener la estabilidad económica y promover la creación de empleo, que es crucial para las políticas públicas.

En conjunto, la moderación de la inflación y el crecimiento sostenido del PBI son indicativos de un entorno económico relativamente estable, aunque con la necesidad de un monitoreo constante para ajustar las políticas económicas en función de la evolución global y las dinámicas internas. Los agentes económicos, tanto las empresas como los consumidores, pueden anticipar un año de cierta estabilidad, con oportunidades para el desarrollo de nuevos proyectos, pero también desafíos que requieren adaptabilidad.

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