En febrero de 2025, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) mostró variaciones significativas en diversas ciudades del Perú, con once regiones experimentando un aumento en el costo de vida y quince registrando caídas en los precios. Según el informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), Puno fue la ciudad con la mayor inflación del mes, alcanzando un incremento del 0,62%, mientras que otras ciudades como Lima Metropolitana y Tacna registraron un alza del 0,19%, seguidas de Piura (0,17%), Arequipa (0,16%) y Cajamarca (0,14%).

Por otro lado, en el extremo opuesto, Moyobamba y Huaraz fueron las ciudades con la mayor reducción de precios, registrando una caída del -0,47%, seguidas por Cerro de Pasco (-0,39%) y Chimbote (-0,30%). En total, quince ciudades del país presentaron variaciones negativas, reflejando una disminución en algunos productos básicos.

🔍 ¿Qué productos subieron y bajaron de precio?

El incremento de precios en febrero estuvo impulsado principalmente por el alza de alimentos como papaya, huevos de gallina, granadilla, ají pimiento, naranja de jugo, cebolla roja y fresa. Además, los pasajes aéreos nacionales, el menú en restaurantes, el gas doméstico y las matrículas escolares y universitarias también subieron, afectando directamente el gasto de las familias peruanas.

En contraste, los productos que registraron una disminución en sus precios incluyen pollo y sus cortes, papa blanca, palta fuerte, bonito y jurel, lo que alivió en parte el impacto de la inflación en algunos sectores.

📊 Impacto en la economía y perspectivas

Si bien el aumento del IPC en varias ciudades refleja una mayor presión sobre el costo de vida, la caída de precios en otras regiones indica que el mercado sigue mostrando ajustes en función de la oferta y la demanda. Expertos señalan que factores como la estacionalidad de productos agrícolas, la fluctuación del precio de los combustibles y la dinámica del transporte seguirán influyendo en la inflación en los próximos meses.

El comportamiento de los precios en febrero refuerza la necesidad de monitorear el impacto de la inflación en la capacidad adquisitiva de los peruanos, especialmente en un contexto de recuperación económica y cambios en la política monetaria del país.