📢 Con el inicio del año escolar, muchas familias peruanas enfrentan un dilema financiero: encontrar un servicio de movilidad escolar que no solo sea seguro, sino también accesible. La demanda por este servicio ha crecido, pero los costos varían según la zona, el tipo de vehículo y el cumplimiento de regulaciones. La pregunta clave es: ¿cuánto cuesta realmente garantizar un transporte seguro para los escolares?
Además de la tarifa mensual, que en Lima puede oscilar entre S/200 y S/600, los padres deben asegurarse de que el servicio contratado cumpla con la normativa vigente. Según Juan José Hernandez, director de Automóviles de MAPFRE, un transporte escolar debe contar con revisión técnica complementaria, tarjeta única de circulación, y no superar los 20 años de antigüedad. “Es fundamental que la movilidad esté registrada en la institución educativa y cuente con el SOAT vigente”, enfatiza.
El incumplimiento de estas normativas puede resultar costoso tanto para los transportistas como para los padres. La Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) impone sanciones de S/5.150 a los conductores que operen sin permiso y multas de S/10.300 a los propietarios de los vehículos en falta. Estas sanciones pueden impactar directamente en los precios del servicio, ya que algunos transportistas trasladan estos costos a las tarifas cobradas a los padres de familia.
Para evitar gastos imprevistos y proteger su inversión, los padres deben verificar ciertos requisitos antes de contratar un servicio. Uno de los más importantes es el SOAT, seguro obligatorio que cubre gastos médicos en caso de accidente y que debe estar vigente al momento de la contratación. Asimismo, el vehículo debe contar con el Certificado de Inspección Técnica Vehicular (CITV), que garantiza que la unidad ha pasado una revisión mecánica y cumple con las condiciones de seguridad exigidas por la ley.
El costo de optar por un servicio informal puede ser alto. Un vehículo sin CITV o sin SOAT no solo expone a los escolares a riesgos, sino que también podría generar problemas legales y costos adicionales para las familias en caso de accidentes. Además, los transportistas que buscan operar formalmente deben asumir costos de mantenimiento, seguros y licencias, lo que impacta en la estructura de precios del servicio.
Finalmente, el equipamiento de seguridad es otro factor que puede influir en los costos. Vehículos con cinturones de seguridad en todos los asientos, sistema de luces en óptimas condiciones, pisos antideslizantes y manijas sujetas a la carrocería suelen tener una tarifa más alta, pero ofrecen mayor seguridad. Un kit de emergencia completo, con botiquín de primeros auxilios, extintor de incendios y triángulos de seguridad, también es indispensable.
El transporte escolar no solo representa un gasto mensual, sino una inversión en la seguridad de los niños. Para los padres, evaluar costos, exigir cumplimiento de normativas y evitar servicios informales es clave para tomar una decisión informada y evitar pagar más a largo plazo. En un mercado donde la informalidad sigue siendo un problema, la prevención es la mejor estrategia para evitar gastos innecesarios y garantizar un traslado seguro a clases.


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