📢 Sí, una empresa puede declararse en quiebra más de una vez. Esto sucede cuando una compañía atraviesa dificultades económicas repetidas y no logra superar sus problemas financieros a pesar de haberse reestructurado anteriormente. Un ejemplo claro de esto es Forever 21, que acaba de anunciar su segunda bancarrota en seis años. La marca, que operaba más de 800 tiendas a nivel global, se encuentra ahora en un proceso de reestructuración bajo el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras en Estados Unidos, lo que le permite reorganizar sus finanzas y liquidar activos para reducir su deuda.
Este tipo de quiebra, bajo el Capítulo 11, no significa necesariamente el fin de la empresa. En cambio, permite a la compañía reorganizarse, reducir su deuda y continuar operando mientras ajusta su modelo de negocios. En el caso de Forever 21, la compañía está cerrando todas sus tiendas en Estados Unidos pero mantendrá sus operaciones internacionales y su plataforma de ventas en línea. Además, aún busca compradores que puedan ayudarle a continuar operando en otros mercados.
En 2019, Forever 21 ya había declarado quiebra por primera vez, enfrentando entonces problemas financieros similares: la competencia de marcas más nuevas y la transformación del comercio hacia el mundo digital. A pesar de haber sido adquirida por el consorcio Sparc Group, la empresa no logró revertir sus pérdidas y ahora enfrenta nuevamente la necesidad de reestructurarse.
Declararse en quiebra dos veces no es algo fuera de lo común en el mundo de los negocios. Las razones varían desde un mal manejo de las finanzas, hasta el impacto de cambios en el mercado o políticas regulatorias. En el caso de Forever 21, la fuerte competencia de marcas digitales como Shein, que aprovechan políticas como la exención ‘de minimis’ para ingresar productos sin aranceles a EE.UU., ha dificultado su sostenibilidad. Este tipo de quiebra resalta la constante presión que enfrentan las marcas tradicionales frente al crecimiento del comercio electrónico.
El futuro de Forever 21 es incierto, pero su historia deja claro que una segunda quiebra no necesariamente significa el fin definitivo de una marca. Puede ser una oportunidad para reorganizarse y adaptarse a un mercado que sigue cambiando rápidamente.


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