📢 Cuando una niña deja el colegio, no solo pierde ella: también pierde el país. En el Perú, las mujeres siguen siendo mayoría en la educación universitaria, pero enfrentan barreras invisibles que limitan su desarrollo profesional y, por tanto, el crecimiento económico del país. Según el INEI, el 55,4 % de estudiantes universitarios son mujeres, sin embargo, su presencia se concentra en carreras menos rentables, mientras que en las áreas mejor pagadas como ingeniería o tecnología, su participación es minoritaria. Esta desigualdad de acceso por especialidad perpetúa la brecha salarial y limita el impacto del talento femenino en la economía nacional.
El informe también señala que en zonas rurales, la tasa de asistencia escolar de niñas entre 6 y 11 años es 94,5 %, frente al 96,7 % de los niños. Aunque la diferencia parece pequeña, se amplía con la edad: en secundaria, la brecha crece debido al embarazo adolescente, el trabajo doméstico no remunerado y la falta de infraestructura segura para ellas. Esta situación impacta directamente en sus oportunidades futuras de empleo formal y autónomo.
Además, la matrícula femenina en institutos técnicos o tecnológicos sigue siendo baja. Esto no solo limita el número de mujeres en sectores clave de la economía, sino que reduce la posibilidad de acceder rápidamente al mercado laboral con mejores ingresos. A nivel nacional, el porcentaje de mujeres que termina estudios técnicos es menor al de los hombres, a pesar de que muchas tienen igual o mejor rendimiento académico.
La teoría del capital humano sostiene que invertir en educación —especialmente en mujeres— tiene retornos económicos altos, tanto a nivel individual como social. Cuando una mujer accede a educación de calidad y continúa su formación, es más probable que genere ingresos propios, invierta en la salud y educación de sus hijos y dinamice la economía local. Pero si el sistema no asegura igualdad de oportunidades desde el colegio, el círculo de pobreza se repite.
Hoy más que nunca, cerrar las brechas educativas de género es una tarea urgente, no solo por justicia, sino por eficiencia económica. Si el Perú quiere crecer con equidad, necesita asegurar que todas las niñas y jóvenes accedan, permanezcan y se gradúen de carreras con alto valor en el mercado.
🧠 NO PIERDA DE VISTA ESTOS DATOS
- PARTICIPACIÓN UNIVERSITARIA: Las mujeres representan el 55,4 % de estudiantes universitarios, pero están subrepresentadas en carreras mejor remuneradas, lo que limita su potencial económico.
- BRECHA RURAL: En zonas rurales, la asistencia escolar de niñas es menor que la de niños, lo que afecta su continuidad educativa y futura inserción laboral.
- DESIGUALDAD TÉCNICA: Las mujeres acceden menos a educación técnica, perdiendo oportunidades de rápido ingreso al mercado con empleos mejor pagados.
- BARRERAS OCULTAS: Factores como embarazo adolescente, inseguridad o labores domésticas limitan la permanencia escolar de niñas en secundaria.
- RENTABILIDAD SOCIAL: Invertir en educación femenina genera retornos altos en salud, ingresos y desarrollo local, según la teoría del capital humano.


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