📢 ¿Te imaginas que el próximo celular que compres en Gamarra te cueste menos y además llegue más rápido al puerto del Callao? Esa posibilidad acaba de ganar fuerza: Estados Unidos y China pactaron un “marco general” para cerrar la guerra comercial que disparaba precios y frenaba cadenas de suministro clave para tu bolsillo, tu chamba y el negocio familiar.
Estados Unidos se comprometió a bajar sus aranceles del 145 % al 30 % sobre productos chinos, mientras que Pekín haría lo propio del 125 % al 10 %, ambas rebajas inicialmente por 90 días —tiempo suficiente para aliviar costos de importación de electrónicos, repuestos automotrices y fertilizantes que llegan al Perú vía Asia–Pacífico. El acuerdo, negociado en Londres, todavía necesita el visto bueno de Donald Trump y Xi Jinping, pero los jefes comerciales de ambas potencias se muestran optimistas.
El núcleo del pacto son las tierras raras y los semiconductores: sin estos insumos no hay smartphones, paneles solares ni autos eléctricos. China, proveedor del 70 % de estos minerales críticos, abriría nuevamente el grifo de exportaciones; a cambio, Washington relajaría sus restricciones para comprar chips avanzados fabricados con tecnología estadounidense.
¿Por qué esto importa en el Perú? Un abaratamiento de componentes electrónicos reduce el costo de producción de las minas de cobre y litio en el sur andino —donde ya se usan sensores y camiones autónomos—, mejora la competitividad de nuestras exportaciones y, de paso, frena la presión inflacionaria sobre electrodomésticos y computadoras que usan las mypes. Además, un respiro en la guerra comercial atenúa la volatilidad del dólar: mejor para quienes pagan créditos hipotecarios y de capital de trabajo en moneda extranjera.
Detrás del anuncio subyace la teoría de la ventaja comparativa: ambos gigantes reconocen que la prosperidad (y la democracia sustentada en mayor bienestar ciudadano) se potencia cuando cada país se especializa en lo que produce mejor. El proteccionismo había encarecido costos y erosionado confianza; ahora el objetivo es restaurar la ciudadanía económica global, donde el comercio fluya con reglas claras.
Si el acuerdo se consolida, el reto será sostener la cooperación más allá de los 90 días. Una ruptura devolvería los aranceles punitivos y dispararía otra vez los precios internacionales del cobre y del maíz, golpeando la caja fiscal y tu presupuesto semanal en el mercado.
🧠 NO PIERDA DE VISTA ESTOS DATOS
- ARANCELES: Caída temporal de 145 % a 30 % (EE. UU.) y de 125 % a 10 % (China) promete abaratar artículos importados que compran hogares y pymes.
- RARE EARTHS: Reapertura del suministro chino aliviará la producción de electrónicos; menor costo de celulares y laptops equivale a ahorro directo en el hogar.
- CHIPS: Flexibilizar ventas de semiconductores reduce tiempos de entrega y evita paradas en plantas que ensamblan electrodomésticos vendidos en el Perú.
- VOLATILIDAD DEL DÓLAR: Un clima comercial menos tenso suele fortalecer el sol y contener el precio de combustibles, clave para el transporte y tu pasaje diario.
- PLAZO CRÍTICO: Los 90 días de prueba son decisivos; si fracasan, retornan los aranceles y con ellos más inflación, menor empleo exportador y decisiones de consumo en pausa.


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