📢 ¿Y si el próximo sismo no te da tiempo ni para encontrar la mochila de emergencia? Esta semana, un fuerte remesón sacudió Lima y Callao, recordándonos que vivimos sobre placas tectónicas en constante fricción. Más de una familia se quedó paralizada, y no por miedo, sino por no saber qué hacer. ¿El dato más impactante? Hacía más de diez años que no sentíamos una sacudida de esta magnitud en la capital.
El presidente del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Hernando Tavera, explicó que el movimiento tuvo su origen en el choque constante entre la placa de Nazca y la placa Sudamericana. Esta colisión, típica del Cinturón de Fuego del Pacífico, convierte al Perú en una zona sísmica por naturaleza. No es cuestión de “si va a temblar”, sino de cuándo.
Detrás del impacto económico de un sismo, como el reciente remesón en Lima, hay teorías que ayudan a entender por qué seguimos sin prepararnos. La teoría de la gestión del riesgo explica que, en contextos de alta exposición como el Perú, anticiparse con acciones como simulacros, revisión de estructuras o planes de evacuación no solo salva vidas, sino que también reduce pérdidas económicas en hogares y negocios. Pero esa lógica muchas veces choca con la realidad: la economía del comportamiento revela que las personas tienden a postergar decisiones preventivas por sesgos como el optimismo ilusorio (“a mí no me va a pasar”) o el sesgo del presente (“mejor invierto en algo que disfrute ahora”). Por eso, aunque sabemos que vivimos en el Cinturón de Fuego, no actuamos hasta que ya es tarde, asumiendo un costo mucho más alto en salud, patrimonio y empleo.
El reciente sismo ocurrió a solo 30 kilómetros de Lima, a diferencia del de Pisco en 2007, que fue más lejano pero con una onda más prolongada. Este, en cambio, fue un golpe rápido y directo, una sacudida intensa. Muchos automovilistas en la Costa Verde hicieron lo peor: seguir manejando pese a la caída de piedras. Lo correcto, según Tavera, era detener el vehículo y salir del auto. ¿Cuántos sabían eso?
La situación se agrava en zonas con construcciones vulnerables, como el Centro de Lima o el Rímac, donde las viviendas se deterioran incluso sin temblores. Ante eso, el IGP recomienda revisar el tipo de suelo, la calidad de los materiales y practicar simulacros cada semana. Sí, cada semana. Porque no hay forma de predecir un sismo, pero sí de prepararse.
Y aunque muchos siguen esperando una “señal del cielo” para actuar, lo cierto es que el planeta seguirá en movimiento. “Mientras la Tierra siga viva, los sismos seguirán ocurriendo”, advirtió Tavera. Y no se trata solo de sobrevivir al próximo movimiento telúrico: se trata de proteger nuestro empleo, nuestra casa, nuestras familias.
🧠 NO PIERDA DE VISTA ESTOS DATOS
- REMESÓN EN LIMA: Ocurrió a solo 30 km de la capital. Su intensidad fue mayor por la cercanía, lo que afecta directamente viviendas mal construidas y genera alto riesgo urbano.
- CONSTRUCCIONES VULNERABLES: Zonas como el Rímac o el Centro de Lima tienen viviendas que podrían colapsar incluso sin sismos. La revisión estructural es clave para proteger el patrimonio familiar.
- SIMULACROS SEMANALES: No basta con tener mochila de emergencia. Practicar simulacros con la familia es una inversión de tiempo que puede salvar vidas y reducir costos de recuperación.
- REGLA EN VEHÍCULOS: En caso de sismo, si manejas y ves piedras caer, detente y sal del vehículo. Continuar avanzando pone en riesgo tu vida y la de otros.
- RIESGO CONTINUO: Los sismos no se pueden predecir, pero sí se pueden anticipar sus efectos. Ignorar esta realidad compromete la estabilidad económica del hogar y la empresa.


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