📢 “Lo vi en TikTok, así que debe ser cierto”. ¿Cuántas veces has escuchado —o dicho— esta frase? En un mundo donde las noticias compiten con bailes, retos y opiniones disfrazadas de verdad, el 47% de personas en el mundo cree que los influencers son hoy la mayor amenaza para la desinformación, al mismo nivel que los políticos, según el Digital News Report 2025 del Instituto Reuters. La pregunta es directa: ¿estás informándote o dejándote llevar?
El panorama en el Perú no es distinto. Cada vez más jóvenes acceden a la “actualidad” a través de creadores de contenido en redes, desde YouTube hasta TikTok. Muchos de ellos no son periodistas ni verifican fuentes, pero tienen millones de seguidores y más impacto que cualquier medio tradicional. ¿El resultado? Una ciudadanía que opina, decide y hasta vota en base a titulares sin sustento o emociones virales.
Esta tendencia tiene consecuencias económicas reales. Tomar decisiones con base en datos falsos o mal interpretados puede afectar desde la elección de un crédito, hasta la compra de un producto o la respuesta ante una medida política. Y aunque parezca un tema de redes, es en realidad un tema de bolsillo, empleo y bienestar familiar. Porque cuando la verdad se diluye, la economía también se tambalea.
El informe del Reuters Institute revela que más de la mitad de los encuestados a nivel global (58%) está preocupada por no saber si lo que lee o ve online es verdadero o falso. Y aunque los medios tradicionales también tienen retos de credibilidad, aún son los más consultados cuando la gente quiere confirmar una noticia. El problema es que llegan tarde, o simplemente ya no llegan a las audiencias más jóvenes.
Este fenómeno también puede explicarse con una teoría del marketing: la economía de la atención. En redes, gana quien captura tu mirada, no quien investiga mejor. Así, el periodista que trabaja con rigor puede ser ignorado frente a un influencer que grita o emociona. El contenido “entra” por entretenimiento, pero se queda como verdad, generando una peligrosa confusión entre opinión, información y manipulación.
El reto está claro: no se trata de desaparecer a los influencers, sino de exigir responsabilidad. Y para los medios, de adaptarse sin perder el rigor. Porque si la verdad se vuelve una moda más, entonces también será efímera.
🧠 NO PIERDA DE VISTA ESTOS DATOS
- PERCEPCIÓN GLOBAL: El 47% de personas identifica a influencers como fuente principal de desinformación. Esto afecta la confianza pública en temas económicos y políticos.
- CONSUMO JOVEN: Las redes sociales son la fuente principal de noticias para menores de 35 años. Empresas y gobiernos deben adaptar sus mensajes sin caer en la superficialidad.
- VERIFICACIÓN AÚN IMPORTA: Los medios serios y fuentes oficiales siguen siendo los más usados cuando se quiere confirmar una noticia. Hay espacio para reconstruir la confianza.
- PREOCUPACIÓN REAL: El 58% de encuestados no sabe si lo que ve online es verdadero. La incertidumbre impacta en las decisiones de consumo y emprendimiento.
- ECONOMÍA DE LA ATENCIÓN: En redes gana quien entretiene, no quien informa. Esto obliga a medios y marcas a repensar sus estrategias sin sacrificar calidad.

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