📢 Cada mañana, Rocío abre su pequeña tienda en San Blas, Cusco. Vende mochilas bordadas, souvenirs de alpaca y termos para los turistas que pasan camino a Machu Picchu. Cuando el turismo va bien, Rocío paga a dos artesanas más. Cuando cae, como en pandemia, todo tiembla. ¿Y si existiera una forma de blindar su negocio? En Florida, lo están haciendo. Y lo que comenzó con un castillo de fantasía, hoy es una maquinaria real de desarrollo económico.

En 2022, Walt Disney World generó US$40,300 millones en impacto económico para Florida, según un estudio de Oxford Economics. Y esto no es un dato suelto: ese parque temático financia 263,000 empleos. Uno de cada 32 puestos de trabajo en el estado depende directa o indirectamente de lo que ocurre allí. ¿Por qué importa esto en Perú? Porque lo que Disney ha hecho no es solo atraer turistas: ha construido un ecosistema donde las pequeñas empresas crecen alrededor del turismo formalizado. Y ese modelo puede servir de espejo para regiones como Cusco, Arequipa o Loreto.

Solo en impuestos, Disney aportó US$6,600 millones en 2022, de los cuales US$1,100 millones fueron a los gobiernos locales de los condados Orange y Osceola. Esos fondos financiaron escuelas, comisarías, mantenimiento vial y servicios públicos. Es decir: el gasto del turista no solo beneficia al negocio privado, también refuerza el presupuesto del Estado. Si Rocío paga impuestos, debería ver esos recursos de vuelta: en veredas arregladas, iluminación en su barrio o ferias donde mostrar su trabajo. Ese es el círculo virtuoso del turismo bien gestionado.

Pero el éxito de este modelo no está solo en lo macro. Está en los detalles: Disney trabaja con 2,500 pequeños negocios en Florida. Desde la señora que borda toallas para los hoteles hasta el proveedor de café que ahora abastece todo el resort. Uno de ellos, The Polite Pig, creció un 30% en tres años. Y lo dice con claridad su dueño: “Disney no nos compra una vez. Nos ayuda a estar listos para crecer”. Eso es integración económica: dar acceso, dar oportunidad y sostener la cadena.

Para Rocío, esa historia es una señal de lo que podría ser. Hoy depende del flujo turístico. Pero si formara parte de una red más grande —un clúster artesanal vinculado a operadores, agencias, tiendas hoteleras— podría estabilizar sus ingresos, contratar a más mujeres de su comunidad y tener acceso a créditos, capacitación y ferias internacionales. No hablamos de magia. Hablamos de política pública, de decisión, de planificación y de creer que el turismo no debe ser solo una postal, sino una palanca de inclusión.

Florida lo entendió: cuando el turismo se planifica como industria con impacto territorial, se convierte en una plataforma para que la economía local se multiplique. No se trata solo de atraer más visitantes, sino de preparar a los emprendedores para aprovechar esa llegada, formalizarlos, integrarlos y sostenerlos. Así, cada mochila que vende Rocío no es solo una venta. Es una oportunidad para que el desarrollo no se quede en la vitrina del souvenir, sino que entre a su hogar y transforme su comunidad.

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🧠 NO PIERDA DE VISTA ESTOS DATOS

• US$40,300 MILLONES DE IMPACTO: El turismo temático puede mover economías enteras. En Florida, el parque Disney genera el equivalente al 40% del PBI de una región como Cusco.
• 263,000 EMPLEOS SOSTENIDOS: Uno de cada 32 trabajos en Florida depende de este ecosistema turístico. El turismo bien gestionado no es informalidad: es empleo de calidad.
• 2,500 PROVEEDORES LOCALES: Desde panaderos hasta proveedores de decoración. Disney apuesta por empresas locales como aliados estratégicos, no solo como proveedores secundarios.
• US$6,600 MILLONES EN IMPUESTOS: La recaudación no es solo un beneficio para la empresa, sino para la comunidad. Así, el turismo fortalece el Estado local.
• 1.7 EMPLEOS INDIRECTOS POR CADA DIRECTO: Es el efecto multiplicador del turismo. Por cada persona que trabaja directamente en el parque, casi dos más trabajan en negocios relacionados.