📊 El desorden fiscal cuesta caro y lo terminamos pagando todos

📢 Cuando usted no llega a fin de mes, ajusta el presupuesto. Pero cuando el Estado gasta de más, lo que ajusta es su futuro. Por segundo año consecutivo, el Gobierno y el Congreso rompieron las reglas fiscales que deberían garantizar un uso responsable del dinero de todos. La consecuencia no es abstracta: más deuda, menos ahorros y menor margen para enfrentar emergencias o impulsar la economía.

Según el Consejo Fiscal, el déficit fiscal en 2024 fue de 3.5% del PBI, superando en 0.7 puntos el límite legal (2.8%). El gasto público también se desbordó: creció 6.2% cuando el techo permitido era 4.7%. Lo grave no es solo el exceso, sino que se produjo sin crisis que lo justifique. No hubo terremotos ni pandemias. Solo decisiones políticas.

Peor aún: se ajustó la regla fiscal a mitad de año para facilitar su cumplimiento… ¡y aun así se incumplió! Es la primera vez que esto ocurre desde la crisis global del 2009. Y no solo fue el Ejecutivo: el Congreso también puso su cuota, aprobando leyes que aumentan el gasto sin prever cómo se van a pagar.

Este comportamiento rompe la lógica de la política fiscal contracíclica, que sugiere ahorrar en buenos tiempos para tener con qué responder en los malos. Pero aquí gastamos como si no hubiera mañana, incluso cuando los ingresos crecen poco. El resultado: el Estado se endeuda más y se queda con menos ahorros.

La falta de responsabilidad fiscal puede parecer algo lejano, pero tiene impacto directo: más deuda significa más intereses, y eso reduce el dinero disponible para servicios públicos o para reducir impuestos. También genera desconfianza en los mercados, lo que puede encarecer los créditos y frenar la inversión.

Esto no se trata de hacer más leyes ni de más controles. Se trata de sentido común: gastar lo que se tiene, planificar a largo plazo y respetar las reglas del juego. La sostenibilidad fiscal no es una moda, es el seguro del país para cuando vengan tiempos difíciles.


🧠 NO PIERDA DE VISTA ESTOS DATOS

DÉFICIT: El Estado gastó S/ 7,900 millones más de lo permitido. Esto agranda la deuda y reduce el espacio para inversión pública.

DESGOBIERNO FISCAL: Ni el Congreso ni el Ejecutivo tomaron medidas para corregir el rumbo, pese a advertencias claras.

ROMPER REGLAS SALE CARO: El incumplimiento de normas fiscales debilita la confianza de inversionistas y eleva el riesgo país.

AHORROS EN MÍNIMOS: El Fondo de Estabilización está en solo 1.1% del PBI. Si viene una crisis, no hay colchón.

REGLAS FLEXIBILIZADAS SIN EFECTO: Cambiaron la norma fiscal en julio para cumplirla… y ni así lo lograron.

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