🚦 Cuando gastar bien es mejor que gastar más: el caso que el Perú debería mirar

📢 ¿Qué pasa cuando el Estado gasta menos de lo que recauda? En Italia, eso significa un respiro para los mercados, una economía más estable… y lecciones valiosas para países como el Perú que viven al borde del déficit. El último informe del FMI sobre Italia deja claro: sí se puede reducir deuda sin asfixiar la inversión ni castigar al contribuyente.

El FMI destaca que Italia, tras años de altísima deuda pública, logró en 2024 un superávit primario (ingresos mayores que gastos sin contar intereses) y redujo su déficit fiscal de 7.2 % a 3.4 % del PBI. ¿La receta? Menos subsidios ineficientes, más control del gasto y estímulos a la inversión privada vía créditos e infraestructura. Todo sin subir impuestos.

Pero la deuda sigue alta: 135.3 % del PBI. Por eso, el plan fiscal a mediano plazo busca seguir bajándola con más eficiencia en el gasto público, incluyendo una revisión del sistema de pensiones y la eliminación de privilegios fiscales que solo benefician a pocos. ¿Te suena familiar? En Perú, las exoneraciones tributarias suman más del 2 % del PBI y muchas no tienen justificación.

Otro punto clave del informe es que Italia está usando su Plan Nacional de Recuperación (NRRP) no para inflar el Estado, sino para acelerar reformas: digitalización, mejoras en justicia, infraestructura y capacitación laboral. Casi la mitad de los proyectos ya están en marcha. Lo curioso es que los fondos llegan, pero el gasto avanza lento. La solución: reasignar recursos a proyectos viables y cortar burocracia.

El Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia (NRRP) de Italia no solo ha sido una fuente de financiamiento, sino una palanca para modernizar el país sin inflar la burocracia. Con más de €122 mil millones ya desembolsados y más de 140 mil proyectos en ejecución, el foco está en infraestructura, digitalización, educación y justicia. Lo interesante es que, frente a retrasos por trabas técnicas o arqueológicas, el gobierno no optó por más gasto, sino por reasignar fondos a proyectos viables. Así, el plan se convierte en ejemplo de cómo invertir con cabeza fría: menos papeleo, más impacto real.

El enfoque del FMI sobre Italia refleja la aplicación práctica de varias teorías económicas que, aunque no se mencionan explícitamente, están claramente implícitas en las recomendaciones. Una de ellas es la teoría del multiplicador fiscal, de corte keynesiano, que sostiene que el gasto público bien dirigido —como en infraestructura, innovación y capacitación— puede tener un efecto expansivo sobre la economía. En este caso, el Plan Nacional de Recuperación (NRRP) no busca simplemente aumentar el tamaño del Estado, sino activar sectores estratégicos que generen empleo, impulsen la productividad y reactiven el consumo privado, sin necesidad de elevar el déficit. Esa lógica respalda la idea de que es posible crecer mientras se ordenan las finanzas públicas.

A la vez, el informe está profundamente anclado en la teoría de la sostenibilidad fiscal, que parte de la necesidad de mantener el endeudamiento bajo control para preservar la confianza de los mercados y evitar aumentos en el costo del financiamiento público. Italia, con una deuda pública que aún ronda el 135 % del PBI, debe mostrar señales claras de disciplina, pero sin frenar la inversión clave. Por eso el FMI propone una consolidación gradual, acompañada de reformas estructurales que respondan a otra teoría implícita: la del crecimiento endógeno, que plantea que el crecimiento sostenido depende de políticas que mejoren el capital humano, la innovación y las instituciones. En conjunto, el mensaje es claro: no se trata de gastar más, sino de gastar mejor, con visión de largo plazo y sentido común económico.

Para el FMI, esta experiencia demuestra que se puede consolidar las cuentas fiscales sin apagar la economía. De hecho, Italia logró 0.7 % de crecimiento en 2024 y mantiene altas tasas de empleo. ¿Cómo? Dando confianza a los mercados, bajando la incertidumbre y priorizando el gasto con impacto real. El mensaje es claro: más responsabilidad, menos populismo.


🧠 NO PIERDA DE VISTA ESTOS DATOS

  • SUPERÁVIT PRIMARIO: Italia gastó menos de lo que recaudó en 2024 (sin contar intereses). Eso fortalece su moneda, baja el riesgo país y evita recortes sociales extremos.
  • DEUDA CONTROLADA: Aunque sigue alta (135 % del PBI), logró frenar su crecimiento. Lección para países con déficit crónico como Perú: hay que parar la bola de nieve.
  • MENOS SUBSIDIOS, MÁS EFICIENCIA: Se eliminaron gastos ineficientes y se optó por invertir en infraestructura productiva. Impacto: más empleo formal y mejor competitividad.
  • REFORMAS CONCRETAS: El plan italiano incluye digitalización del Estado, reformas judiciales y reactivación de regiones rezagadas. Nada de discursos vacíos.
  • GASTAR NO ES TODO: Más del 40 % de los proyectos ya están listos, pero solo se ha gastado el 57 % de lo asignado. Sin gestión, ni el mejor plan funciona.

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