📢 ¿Cuánto de tu tiempo se va en hacer trámites que no suman? Si tienes una bodega, manejas una empresa familiar o solo intentas abrir un negocio, sabes que lidiar con papeles y permisos puede sentirse como correr una maratón sin zapatos. Por eso, el llamado “Shock Desregulatorio” que el Gobierno lanzó en su último año ha captado atención: promete cortar trámites innecesarios, eliminar barreras absurdas y dar oxígeno a los que generan empleo. Pero… ¿estamos ante un verdadero cambio de rumbo o solo ante fuegos artificiales de despedida?
Con 254 medidas ya aprobadas y 257 en proceso, el plan suena ambicioso: eliminar 186 barreras burocráticas, reducir tiempos, optimizar fiscalización y “destrabar” el sistema. Es decir, menos permisos, menos espera y más inversión. ¿El objetivo? Hacer al Estado más ágil y amigable con quien quiere trabajar o emprender. Un guiño —al fin— a esa mayoría silenciosa de peruanos que produce sin pedir subsidios ni favores.
Pero aquí viene el matiz: no basta con anunciar el desarme del monstruo burocrático, hay que ver si se le corta la cabeza o solo se le maquilla. Las cifras, aunque alentadoras, no detallan cuántas de esas medidas ya impactan en el día a día de los ciudadanos. Tampoco se informa qué entidades cumplen o bloquean el avance. Y recordemos: es el último año de gestión. El impulso reformista puede ser leído como una despedida con buena letra, más que una transformación estructural.
Desde la teoría económica, esta estrategia se alinea con lo que se conoce como “desregulación inteligente” o smart deregulation, que busca eliminar normas innecesarias sin dejar desprotegido al consumidor. Es un enfoque que prioriza eficiencia: menos trámites, menos costos administrativos, más libertad para producir. También se relaciona con el concepto de “costos de transacción” de Ronald Coase: cuanto más cara (en tiempo o plata) es la relación con el Estado, menos gente opta por la formalidad.
El Perú, país de micro y pequeñas empresas, necesita reglas simples y estables. Cada día que un permiso demora o una licencia no se entrega, se frena inversión, se pierde empleo y se empuja a más gente a la informalidad. Por eso, esta iniciativa merece seguimiento ciudadano, técnico y político. No para aplaudir con fe ciega, sino para exigir resultados concretos. Porque en la economía real, la mejor política pública es la que no estorba.
🧠 NO PIERDA DE VISTA ESTOS DATOS:
- MEDIDAS APROBADAS: 254 acciones desregulatorias ya vigentes, lo que promete alivio para emprendedores y empresas que sufren por exceso de papeleo.
- BARRERAS ELIMINADAS: Se han retirado 186 trabas burocráticas específicas, lo que puede traducirse en menos colas, menos formularios y menos demoras.
- OPTIMIZACIÓN DE PLAZOS: 32 medidas buscan acortar los tiempos de respuesta estatal, lo que reduce incertidumbre para decisiones de inversión o ampliación de negocios.
- IMPACTO ESPERADO: El Gobierno estima aumento de productividad y empleo gracias a estas medidas. Si se cumplen, el bolsillo ciudadano lo sentirá positivamente.
- ÚLTIMO AÑO DE GESTIÓN: La efectividad del shock dependerá de su continuidad en el próximo gobierno. No basta con anunciar; hay que ejecutar y sostener.


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