🎯 Ecuador cumplió con el FMI sin recortar a los más pobres: el giro inesperado

📢 ¿Y si cumplir con el FMI no significara sacrificar a tu gente? Así Ecuador está cambiando el guion económico. Mientras muchos países temen que firmar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sea sinónimo de recortes sociales y caos político, Ecuador está demostrando lo contrario: se puede ordenar la economía, cumplir metas fiscales y aún así proteger a los más vulnerables. ¿Cómo lo hace? Reduciendo el déficit, ampliando los programas sociales y dando señales claras de confianza al mercado.

En medio de una recesión y crisis energética, Ecuador no solo cumplió todas las metas exigidas por el FMI, sino que consiguió que le amplíen el préstamo a US$5 mil millones. A cambio, el país mantuvo e incluso fortaleció su red de protección social: más de 1.2 millones de hogares reciben transferencias monetarias, y se amplió el programa de nutrición infantil para los primeros mil días de vida.

Este enfoque pragmático —orden en las cuentas sin abandonar a la población— le ha permitido al gobierno obtener nuevos desembolsos de US$600 millones y abrir la puerta para volver a los mercados internacionales en 2026. Todo esto sin caer en el clásico populismo de imprimir dinero o crear más burocracia.

El plan fiscal contempla una reducción gradual del déficit desde 3.5% a 1.3% del PBI, y una consolidación del gasto sin afectar áreas claves como salud o educación. A la par, se están implementando reformas para atraer inversión privada en sectores estratégicos como minería, energía e hidrocarburos.

Detrás del caso ecuatoriano se refleja con claridad la aplicación de principios de la teoría del ajuste fiscal expansivo. Esta teoría, desarrollada en parte por economistas como Alberto Alesina, sostiene que bajo ciertas condiciones —como altos niveles de endeudamiento o pérdida de confianza en los mercados— un ajuste fiscal bien diseñado (especialmente basado en reducción del gasto ineficiente en lugar de aumentos de impuestos) puede generar efectos positivos sobre el crecimiento económico. Es decir, al ordenar las cuentas públicas y dar señales de responsabilidad fiscal, se recupera la confianza del sector privado, bajan las tasas de interés y se estimula la inversión, incluso en el corto plazo.

Además, el enfoque ecuatoriano también se alinea con la economía del gasto focalizado, que prioriza la eficiencia del gasto público sobre su cantidad. En vez de expandir el Estado de manera indiscriminada, el país ha eliminado subsidios regresivos (como los del diésel industrial) y ha concentrado los recursos en transferencias directas a familias vulnerables. Esto conecta con los principios de la teoría del “targeting” en política social: focalizar ayuda no solo mejora el impacto distributivo, sino que también reduce el costo fiscal, evitando que los programas sociales se conviertan en clientelismo o gasto improductivo.

¿La lección? No se trata de decir “no” al FMI, sino de negociar con claridad, priorizar el gasto eficiente y usar el respaldo internacional como una palanca para mejorar la economía sin destruir el contrato social. En vez de más normas, Ecuador está optando por más confianza.


🧠 NO PIERDA DE VISTA ESTOS DATOS

  • TRANSFERENCIAS DIRECTAS: Más de 1.2 millones de hogares reciben apoyo económico directo, lo que amortigua el impacto del ajuste fiscal en las familias más vulnerables.
  • DÉFICIT CONTROLADO: El déficit fiscal bajó de 3.5% a 1.3% del PBI, lo que reduce la presión sobre los impuestos futuros y mejora el perfil crediticio del país.
  • MAYOR CRÉDITO EXTERNO: El FMI amplió el financiamiento a US$5 mil millones. Esto permite cubrir necesidades urgentes sin subir impuestos.
  • REFORMAS ESTRUCTURALES: Ecuador avanza en la apertura de sectores clave a la inversión privada, impulsando empleo y crecimiento sin aumentar el tamaño del Estado.
  • MERCADOS INTERNACIONALES: El país se prepara para regresar a los mercados de deuda en 2026, con una economía más sólida y menos riesgo país.

Deja un comentario